Metástasis pulmonares: Concepto, diagnóstico y aproximación quirúrgica

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de sospecha de metástasis pulmonares es radiológico y se establece mediante la radiología simple de tórax, la TAC torácica de alta definición puede llegar a localizar nódulos de hasta 0,3 cm, siendo la TAC helicoidal más sensible en la detección de los nódulos pulmonares.

La resonancia nuclear magnética (RNM) del tórax y la tomografía con emisión de positrones (PET) son también utilizadas en el proceso de detección y diagnóstico diferencial.

La afectación metastásica pulmonar puede adoptar los siguientes patrones radiológicos, requiriendo cada uno de ellos un análisis y un diagnóstico diferencial distinto.

1.- Nódulo pulmonar o masa única:
Es una forma de presentación no rara pero sí menos frecuente que la de nódulos múltiples que representa el 75 % de los casos.

Se trata de una lesión de tamaño variable, bien circunscrita con bordes lisos aunque con tendencia, en ocasiones, a la lobulación.

Pueden estar cavitados y la osificación solo se observa en los sarcomas óseos. Si bien tienen tendencia a situarse en la periferia de los lóbulos inferiores, mejor vascularizados, siendo una localización típica de las metástasis colorectales solitarias el lóbulo superior.

Los tumores de estirpe epitelial y los melanomas adoptan con mayor frecuencia esta forma de presentación que los sarcomas.

El diagnóstico diferencial con los procesos tumorales primarios del pulmón tanto malignos como benignos, así como con las lesiones granulomatosas no siempre es fácil.

Los antecedentes de otro tumor primario no son definitivos y se requiere la confirmación diagnóstica mediante broncofibroscopia, biopsia bronquial, broncoaspirado o biopsia transbronquial en las lesiones centrales y la punción aspirativa con aguja fina en las lesiones periféricas, guiada por radioscopia o TAC.

Aún, una vez obtenido el diagnóstico de malignidad, similar al del tumor original, es difícil clasificarlo como primario o secundario, sobre todo en los casos de carcinomas pulmonares, laríngeos, esofágicos, vesicales o incluso colorectales en pacientes muy fumadores con altas posibilidades de un segundo tumor primario atribuible al hábito tabáquico.

2.- Nódulos pulmonares múltiples:
Es sin duda la forma de presentación más frecuente, si bien los sarcomas la adoptan con más frecuencia, todos los tumores la pueden hacer pudiéndose ser la afectación uni o bilateral. El tamaño y número de los nódulos puede ser variable. La variante miliar se encuentra en tumores muy bien vascularizados como los carcinomas de tiroides, renales y coriocarcinomas.

Cuando hay antecedentes de un tumor primario o en presencia de un cuadro neoplásico generalizado el diagnóstico radiológico puede bastar, en esta forma clínica de presentación.

3.- Linfangitis pulmonar carcinomatosa:
Consiste en un patrón pulmonar intersticial más acentuado en los lóbulos inferiores, producido por el resalte de los espacios intersticiales broncovasculares alternando con micronodulaciones que representa la invasión tumoral de los linfáticos pulmonares. Se pueden encontrar adenopatías hiliares y mediastínicas y las líneas B de Kerley son constantes.

El diagnóstico, la mayor parte de las ocasiones, es fácil pues se encuadra dentro de un proceso neoplásico conocido en fase terminal, pero en raras ocasiones el diagnóstico diferencial con los procesos de fibrosis intersticial pulmonar se puede establecer y ser necesario un diagnóstico anatomopatológico bien por broncofibroscopia y biopsia transbronquial o biopsia pulmonar abierta mediante videotoracoscopia o toracotomía.

Los carcinomas gástricos, pancreáticos, mama y pulmón tienen tendencia a esta forma de metastatizar.

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