Hemoptisis *(Revisión 2007)

Dra. Cristina Represas
Dr. Alberto Fernández Villar
Dra.Virginia Leiro
Dra. Maribel Botana
Dr. Luis Piñeiro

Servicio de Neumoloxía
Complexo Hospitalario Xeral Cíes


INTRODUCCIÓN

Se define como hemoptisis la emisión de sangre por la boca mediante la tos, y por tanto, procedente del árbol respiratorio (1,2).

En sí, el término no es cuantitativo, puesto que se emplea tanto para el moco con estrías de sangre (esputo hemoptoico), como cuando se eliminan con la tos cantidades grandes de sangre (hemoptisis franca) (1).

Es uno de los síntomas más comunes en la práctica neumológica (3,4), ya que supone más del 15% de todas las consultas respiratorias y algo más de un tercio de los ingresos en Servicios de Neumología y Cirugía Torácica.

Es un síntoma totalmente inespecífico que, además de producir una gran alarma, puede ser la primera manifestación de un gran espectro de enfermedades, algunas de ellas potencialmente graves. Por otra parte, una misma entidad puede producir desde un esputo hemoptoico, hasta un sangrado masivo (3,5).

Nuestra principal preocupación como médicos será identificar la causa y la localización del sangrado, e iniciar así un tratamiento adecuado. Las medidas a adoptar en cada situación dependerán de la infraestructura y medios disponibles en  cada centro, y sobre todo, del estado general, la capacidad funcional respiratoria basal del paciente y la cuantía del sangrado (1,2).

En la literatura médica se ha intentado definir un límite de sangrado para poder estimar el riesgo que supone para la vida del paciente. Así, se han definido hemoptisis masivas con sangrados desde 100 ml/día (6) a 1000 ml/día (7,8). Sin embargo, los términos más aceptados son los sangrados mayores de 200 ml/día (9) o los mayores de 600 ml en 48 horas (10). Pero la clasificación de una hemoptisis como amenazante no sólo va a depender del volumen total del sangrado, sino también de la rapidez con la que se produce y el estado general del paciente, sobre todo su situación respiratoria previa (1,2). De hecho, la mortalidad aumenta de modo proporcional a la velocidad de la hemorragia, dado que si ésta es elevada se facilita la asfixia por inundación del árbol traqueobronquial.

Este es el mecanismo fundamental de fallecimiento de estos pacientes, y mucho menos frecuentemente lo es la hipovolemia; esto es fácilmente comprensible, si pensamos que la tráquea y grandes bronquios (espacio muerto anatómico) tienen una capacidad aproximada de 150 ml. De esta manera, la vía aérea central se llena rápidamente de sangre durante una hemoptisis masiva, con lo que la ventilación y la oxigenación se verán comprometidas (8).

Se han propuesto de forma arbitraria múltiples clasificaciones de la hemoptisis en función de la cuantía y gravedad del sangrado. En la tabla I mostramos la que habitualmente seguimos en nuestro centro y que se corresponde con la que aparece reflejada en la mayoría de los protocolos de manejo de la hemoptisis que existen publicados.

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